Abinader, Biden y Haití
POR NARCISO ISA CONDE.- Los jefes republicanos de EE. UU. son burdos. Los demócratas hábiles y sinuosos. Pero igualmente agresivos, o más. La administración Biden optó por manejar la invasión militar a Haití con cautela y habilidad. Comenzó con bajo perfil, como si estuviera renuente a invadir; y para fabricar peticiones prointervención, aprovechó las características de los gobiernos de Haití y RD, estimulando a Abinader a protagonizar la solicitud.
Cuando se disolvió el engendro ultraconservador del Acuerdo de Lima, ayudó a formar el trío RD-Panamá-Costa Rica… denominado Alianza para el Desarrollo de la Democracia. A continuación, se juntó con los tres, incorporaron a Lasso, de Ecuador, y todos bailaron con Abinader el merengue anti haitiano pro intervención militar en Haití y la música country anti sandinista. Los cinco metieron de contrabando ese tema en la reunión CELAC, presidida por Lasso.
Concomitantemente Antonio Guterres, secretario general de la ONU, fue mostrando su lealtad a la misión concertada con Biden y potencias imperialistas europeas, consistente en ceder progresivamente a la solicitud de “pacificación de Haití con una fuerza multinacional”.
La dilación no obedeció a dudas sobre la decisión de invadir, sino a lo laborioso de un diseño en el que predominarían soldados negros, preferiblemente africanos y caribeños. Se empeñaron así en perfeccionar y enriquecer aquel modelo en que Brasil fue colocado al frente y soldados latinos y negros norteamericanos predominaran dentro del conjunto.
De esa experiencia “defectuosa”, y de las características propias de las desbordadas bandas haitianas armadas por Estados Unidos, parece haber surgido la idea de pensar en África y el Caribe insular para la selección; para eso se propusieron ablandar a la CARICOM y escoger a Kenia para encabezarla.
En el curso de esa nueva dinámica se destaca el respaldo sumiso de Abinader y Roberto Álvarez a los designios de la Casa Blanca. El Canciller es más del imperio, que de su colonia; una especie de lleva y trae.
Biden, por fin, dio la cara y presentó al Consejo de Seguridad un proyecto de resolución en favor de la fuerza multinacional y la invasión militar a Haití bajo el mando invisible de EE. UU., parapetado detrás de Kenia.
“Pido al Consejo de Seguridad que autorice esta misión ahora. El pueblo de Haití no puede esperar mucho más», dijo Joe Biden; y minutos después, raudo y veloz, Abinader lo apoyó enfáticamente; segurísimo de que la ONU ha dejado de ser factor pro paz y autodeterminación de pueblos, dedicándose a acompañar masacres de la OTAN y el Pentágono. EE. UU. y Ecuador están maquillando la resolución sobre la invasión.